De la mano de varios testigos nos ha llegado la información de los últimos momentos de Jesús:

«Jesús se puso a rezar y el sacerdote Alberto Oficialdegui pidió que no le mataran. Jesús dijo que a él le hicieran lo mismo que a los demás. Lo mismo que a los demás le hicieron. […] Jesús, según los iban matando, se dice que iba predicando el credo. No sé lo que sacaba allá, como un sermón sacó. El cura (Alberto Oficialdegui, párroco de Ibero) cuando vio aquello, le dio como que a aquel chico no quería que lo matarían; tengo oído. Él dijo que no quería hacer traición a sus compañeros. Fusilaron a tres hermanos: Santos, Jesús y Félix».

Había nacido en Larraga el veinte de enero de 1901. Hijo de Nicasio García Molinero y de María García Piudo. Sus abuelos paternos fueron Santos y Juliana y los maternos Mateo y Juana.
Era labrador y jornalero afiliado a la UGT, con un destacado activismo sindical. En 1932 figuraba como presidente de la recién creada Sociedad de Trabajadores de la Tierra, con el fin de solicitar el arriendo de terrenos para su cultivo colectivo, cargo en el que continuaba en 1935. También fue elegido vocal suplente para el Jurado Mixto de Trabajo Rural. En 1933 y 1936 representó a la UGT larraguesa y a los Trabajadores de la Tierra en los congresos celebrados en Pamplona. Publicó varios artículos en ¡¡Tabajadores!!.

Como la mayoría de los detenidos larragueses, ingresó en la cárcel el 24 de julio de 1936, siendo asesinado en Ibero el 26 de octubre de 1936, a los 35 años. Estaba soltero.
Según se menciona en el testimonio anterior, la familia de Jesús fue una de las más castigadas de Larraga, ya que mataron también a sus dos hermanos, Félix, en Artajona y Santos, en Undiano. Además, su hermana María y la mujer de Félix sufrieron el corte de pelo, el aceite de ricino y el desfile por las calles para que sufrieran el escarnio público. Félix, también conocido como Follero, el hermano, era sereno y fue detenido en los primeros días del golpe pero consiguió que lo liberaran. Según algunos testimonios, le hicieron Consejo de Guerra y fue absuelto. No volvió al pueblo, sino que llamó a casa para que le enviasen ropa en el autobús de línea y cuando salió a recogerla lo detuvieron de nuevo, matándolo poco después en Artajona.

«Los dos hermanos de Félix García, el sereno, que mataron, eran siempre hombres de misa. Habían sido siempre monagui- llos y tal, y habían andau en esa casa de Larraya, la casa más carlista, de peones siempre, porque tenían poco campo. Esos chicos leían mucho. En vez de ir a los bares, esos leían muchos libros y sabían mucho».
 

Los hermanos García, Jesús y Juan.