Nació en Caparroso, el 27 de marzo de 1902, hijo de Laureano y Teresa. Se casó con Josefina Ariz Mendizabal, natural de Marcilla. Tenían una hija. Vivieron en Caparroso.
Era carretero de profesión con un taller propio: «Era un artista en su oficio», declaraba años más tarde un conocido. Este mismo testigo comentaba que era de familia atea, añadiendo la anécdota de que a su padre Laureano, estando en el lecho de la muerte, le obligaron a confesarse los derechas.

De familia republicana, estaba afiliado al Partido Republicano Radical Socialista, más tarde reconvertido en Izquierda Republicana. Fue concejal de su localidad en 1931 y alcalde en 1936.
Al estallar el Movimiento, se escondió en Mendívil en casa de una pariente soltera. Esta cometió el fallo (nada extraño en casos similares) de comprar tabaco, por lo que infundió sospechas en el pueblo. Los falangistas registraron la casa y detuvieron a Juan a finales de julio de 1936, asesinándolo cerca de Ororbia. Tenía 34 años. De acuerdo con el testimonio de la persona que lo enterró, sus restos fueron exhumados y trasladados a Caparroso al cabo de diez años. Hubo un intento de recuperar su cuerpo a los pocos días del asesinato, por parte del suegro de Juan, Cecilio Ariz. Según este, la muerte había ocurrido el 8 de agosto, tal como certificaba el párroco de Ororbia Norberto Echevarne quien, además, afirmaba que Bozal había sido confesado por el cura de Barasoain. Otro novedoso dato que aportaba Echevarne era que en el mismo lugar había sido fusilado el secretario de Peralta Amadeo García Leyaresty, si bien otros autores no comparten esta opinión.
Hay cierta discrepancia en las declaraciones de los testigos. En la información recogida por Jimeno Jurío se dice que está enterrado en el puente de Zubimakurra, en una pieza junto a la carretera y que fue el caminero el encargado del enterramiento. También se habla de uno de Caparroso en la carretera de Astrain junto a la entrada a actual depuradora.
Su viuda, según testigos del pueblo, se casó con el alcalde de Marcilla. En cuanto a la hija parece que emigró a América.

El expediente de inscripción lo inició Josefina Ariz mucho antes, en 1937. Declaraba que Juan había sido detenido en Mendivil, el 7 de agosto, y puesto en libertad al día siguiente. Josefina se veía obligada a declarar :

«que ha sabido que murió en el término de Ororbia por agotamiento físico, hallándose la inscripción de su defunción en el registro eclesiático del pueblo».

Los trámites resultaron un tanto complicados si los comparamos con otros casos estudiados. El párroco del Ororbia, Norberto Echevarne, certificó que Juan Bozal no figuraba en el libro de defunciones. En la misma línea se manifestó el encargado del Registro Municipal. También informaron los alcaldes de Caparroso y de Mendivil, quienes dijeron desconocer el paradero. Por su parte, un testigo declaraba que:

«gestionó el declarante el traslado de los restos a Marcilla y haber visto carta del cura párroco de Ororbia manifestando la imposibilidad de verificar dicho traslado».

Sin embargo, el alcalde de Ororbia certificaba, que el 8 de agosto de 1936, apareció el cadáver de un hombre que está enterrado en el cementerio del pueblo y que se dijo que era el alcalde de Caparroso. En este primer intento, Josefina solo logró su inscripción como desaparecido.
Finalmente, el 24 de mayo de 1946, acogiéndose a la normativa de haber transcurrido cinco años desde su desaparición, se pudo realizar la inscripción de la defunción en el Registro de Caparroso.