LOCALIZADOS Y RECUPERADOS EN OLLACARIZQUETA LOS RESTOS DE 16 VICTIMAS DEL 36

Fuente: NAIZ Ibai Azparren.

«En un día, entre dos viejos y yo, que tenía 17 años, hicimos una fosa de unos 100 metros de largo, 0,60 de ancho y de un metro de profundidad. Terminamos, vienen los requetés de Pamplona, lo dieron por bueno y nos dijeron: mañana vamos a traer a los primeros, procura no estar aquí». Es el testimonio de Félix Echalecu, natural de Ollakarizketa. Sus palabras vienen recogidas en el estudio etnográfico “La vida en la cuenca de Pamplona”, de Fernando Mikelarena, a raíz de un estudio que hizo de un trabajo de María Amor Beguiristain en 2007, y que se publicó en el Anuario de Eusko-Folklore de la Fundación José Miguel Barandiaran, en 2009.

Las palabras de Echalecu sirvieron para localizar las fosas en el paraje cercano a Ollakarizketa llamado Iruzkun, situado a 12 kilómetros de Iruñea y donde ayer el Gobierno de Nafarroa, a través de la Dirección de Paz, Convivencia y Derechos Humanos, y del Instituto Navarro de la Memoria, rescató los restos de 16 víctimas de la represión franquista fusilados el 17 de noviembre del año 1936.

Familiares de víctimas de Sartaguda acudieron a Iruzkun en 1979 a exhumar los restos. Este trabajo recopilado en el Fondo Documental del Instituto Navarro de la Memoria junto con el Fondo Jimeno Jurio ayudó también a averiguar la localización exacta de la fosa y cerrar, en parte, el ciclo emprendido hace 40 años.

En ese intento de combatir la infamia del olvido y recorrer el camino de la memoria, varios familiares de los encontrados en 1979 acudieron ayer a la exhumación. «Me mataron a los dos abuelos, a mi madre le raparon. Yo pensaba que tenía más valor, pero ha sido verlo y me han empezado a temblar las piernas», relataba a GARA con voz entrecortada Lucía Moreno. Su abuelo, de UGT, fue capturado mientras sembraba alubias en el campo. Tenía 41 años.

Se calcula que, en Nafarroa, hubo más de 3.000 personas fusiladas tras el golpe militar de 1936. Ya en los primeros años de dictadura hubo algunas pocas exhumaciones, y entre 1978 y 1980 fueron las propias familias las que desenterraban los restos, como es el caso de Moreno. Este proceso se cerró en 1980, pero las ganas de no olvidar mantuvieron viva la llama de la memoria. Entrados en el siglo XXI, fueron las asociaciones memorialistas las que continuaron ese camino.

A partir de 2016, el gobierno del Cambio, por primera vez, asumió y lideró las exhumaciones de las víctimas de la represión franquista. En este sentido, ha venido firmando un convenio con la Sociedad de Ciencias Aranzadi para impulsar el Plan de Exhumaciones, que ha permitido la recuperación de un total de 110 cuerpos, contando los 16 de ayer.

Las labores de localización y prospección desarrolladas durante las últimas semanas por parte de Aranzadi permitieron extraer nueve cuerpos en el día de ayer. «Además hemos encontrado una bala de fusil máuser en el tórax de una víctima», indicaba Lourdes Herrasti, miembro de la asociación. Hoy se procederá a exhumar los siete restantes, pero Josemi Gastón, director del Instituto Navarro de la Memoria, apuntó que podría haber más en los alrededores.

No se sabe quiénes son ni de dónde vienen. El paraje cercano a Ollakarizketa era un «lugar habitual» para cometer fusilamientos y el origen de las víctimas es desconocido. No obstante, los restos irán a parar al Banco de ADN, creado por el Gobierno de Nafarroa en 2016 con el objetivo de identificar el mayor número de cuerpos que se iban encontrando, señalaba Gastón. De esta manera, un total de 24 víctimas han podido ser identificadas en los últimos cuatro años, según recoge el libro “Bajo Tierra”, impulsado por el Gobierno y donde se relatan las exhumaciones realizadas desde 1939 a 2019.

Labor didáctica

En representación del nuevo Gobierno, Ana Ollo, consejera de Relaciones Ciudadanas, visitó el lugar acompañada por el director general de Paz, Convivencia y Derechos Humanos, Martín Zabalza. En declaraciones a los medios de comunicación, Ollo expresó la voluntad de «visibilizar la memoria y desenterrar el olvido». «Las tareas de exhumación las iniciaron los familiares de Sartaguda en los años 70. Una tarea que luego siguieron las asociaciones memorialistas pero que hasta hace cuatro años los gobiernos no lo habían hecho. En esta legislatura se ha confirmado ese compromiso», explicó.

Es en este contexto en el que 150 alumnos de los institutos IES Zizur e IES Berriozar han podido observar el trabajo de exhumación ayer y hoy, así como escuchar los testimonios de familiares de fusilados. Esta iniciativa entra en el marco del programa “Escuelas con memoria”, que pretende generar un trabajo en red en torno a la memoria histórica. «Es un proyecto interesante para que la gente joven conozca lo sucedido. Es muy importante que se acerquen a ver todos los proyectos en relación con la memoria, que se impliquen y que desde las aulas se explique bien todo lo que pasó», relataba a GARA Amaia Kowasch, integrante de Aranzadi.

En este sentido, Aimar Iriarte, alumno de 16 años del instituto IES Zizur, explicaba que la iniciativa llevada a cabo en el día de ayer «claramente tiene una función muy didáctica que consiste en aprender que hace no mucho tiempo España vivía reprimida en el franquismo». El alumno señalaba asimismo que «al final tenemos que ser conscientes de que Franco cometió miles y miles de muertes solo por pensar diferente». Iriarte remarcó también la importancia de que «se puedan reconocer los cuerpos» para que sus familias «puedan enterrarlos donde ellos quieran».

A nuestro alrededor, multitud de miradas vienen a preguntar qué transcendencia puede tener desenterrar lo ocurrido hace 80 años, pero el trabajo institucional, así como el de las asociaciones memorialistas y las labores de exhumación de Aranzadi, la emoción de Moreno o el aprendizaje de Iriarte, evidencian que ayer se avanzaron otros 16 pasos en el largo sendero de la memoria, la justicia y la reparación de las víctimas de la represión franquista.

El último escollo para sacar a Franco, salvado

El Supremo notificó ayer su sentencia sobre los recursos contra la exhumación de Franco y en ella queda claro que no hace falta licencia de obra, por lo que se entiende que ya no hay modo de pararla. Lo hizo una vez que el pasado martes adelantase el fallo por el que avala por unanimidad el plan del Gobierno de Pedro Sánchez de exhumar los restos de Franco y reinhumarlos en el cementerio madrileño de El Pardo-Mingorrubio, en contra del deseo de la familia de hacerlo en la cripta de la Catedral de la Almudena. Para los magistrados, «no se infringe la legalidad urbanística porque no es una obra mayor», ni contradice la normas subsidiarias del Ayuntamiento de San Lorenzo de El Escorial, que informó favorablemente al levantamiento de la losa, una decisión que mantiene suspendida el juez Jose Yusty, contrario a la Ley de Memoria Histórica.I. A.

Un total de 150 alumnos y alumnas visitarán entre hoy y mañana la exhumación junto a testigos estrechamente vinculados a lo sucedido


La emoción de Lucía al aproximarse a la fosa en Ollacárizqueta en la que se han hallado a nueve de los dieciséis fusilados tras el golpe militar de 1936 es palpable. Lucía es nieta de Jesús Moreno Sádaba. Hace cuarenta años fue a esta misma parcela -en el término de Iruzkun, a 12 km de Pamplona (Navarra)-, para sacar de una fosa próxima a su abuelo y a otros dieciséis vecinos de Sartaguda. «Me mataron a los dos abuelos, el paterno y el materno, y a un tío», explica. Entonces, en el año 1979, vino acompañada por su cámara de fotos y por sus padres. Tiene hasta diez álbumes con imágenes de cuerpos exhumados, lugares, noticias y anotaciones. El lugar exacto donde asesinaron a su abuelo se conoce porque una pastora -que entonces no superaba los nueve años- presenció el asesinato. Se niega a olvidar. Emocionada, contempla la exhumación de los nueve cuerpos que yacen apilados en una de las fosas y recuerda la frase de su madre cuando lograron devolver a su abuelo a casa: «¿Dónde están aquellos hombrones que se llevaron con tanta carne? Ahora son solo huesos».

Exhumación en Ollacárizqueta: hallan a 16 fusilados más

En esta ocasión, las dos fosas han podido ser descubiertas -una con nueve cuerpos, la otra con siete- gracias a la información inicial facilitada por Félix Echalecu, un vecino que fue obligado a realizar la fosa y que presenció las ejecuciones. El testimonio de Echalecu recoge que “aquel día trajeron 17 esposados de dos en dos, los metían como a corderos en la primera borda… Un pistolero le pegaba un tiro en el corazón y caía; en la parte derecha el segundo pistolero le pegaba un tiro de gracia».

El Instituto Navarro de Memoria Histórica, en colaboración con la Sociedad de Ciencias Aranzadi, lleva trabajando en esta fosa una semana. Este lunes han exhumado a nueve, y el martes proseguirán con el resto. No contaban con que fuera a haber tantos restos humanos en una misma tumba, aunque sospechan que aún puede quedarles por descubrir dos o tres fosas más en ese mismo terreno.

Blanca, al igual que Lucía, también es nieta de uno de los fusilados y exhumados en el 79 en este mismo término. A su abuelo lo mataron cuando solo tenía 33 años y tres hijos. Han vuelto a presenciar esta última exhumación al reconocer en las noticias la borda que hay justo al lado de las fosas. Recuerdan la exhumación de hace cuarenta años por la enorme emoción del momento: «Entonces todavía quedaban vivos muchos hijos de fusilados. A algunos se les reconocía quiénes eran por la ropa, por las zapatillas». Blanca rememora la recuperación del cuerpo de su abuelo: «Mi madre no tiene recuerdos de él porque solo tenía 20 meses, pero mi tío, sí. Él tenía 9 años. Cuando abrieron la fosa se reconocía a mi abuelo fácilmente y mi tío no pudo sacarle, no pudo». A su lado, otra mujer, también familiar y presente en ambas exhumaciones, recuerda: «De todas las imágenes, la que más tengo grabada fue la de ‘la Glorilla’. Estaba su padre, que se lanzó allí…Aún se me pone la carne de gallina». Poco antes de acercarse a contemplar la fosa abierta, rememora: «Mi abuela siempre recuerda las últimas palabras que le dijo mi abuelo: ‘No dejes a los chiquillos ni un solo día sin llevarlos a la escuela’. Entre las dos recuerdan los casos de varios vecinos a los que un día se llevaron, nunca volvieron, y detrás dejaron a numerosos hijos e hijas huérfanos.

Reconocen que siempre se ha sabido que había más cuerpos, pero no había los medios de ahora. Blanca asegura que hace cuarenta años se vino a escondidas: «Era a principios del 79, la Transición acababa de empezar. La pastora que había presenciado de chiquilla el asesinato dijo dónde estaban los cuerpos. Se vio que había más, pero no podían hacer nada y dejaron marcado el lugar».

Miguel Vidart, propietario de los terrenos donde se localizan las fosas, cuenta que cuando asesinaron a los allí hallados, su abuelo era el alcalde del municipio. «Venían de la cárcel de Pamplona y, normalmente eran falangistas». Vidart cuenta que su padre fue movilizado y estuvo trabajando en el Fuerte de San Cristóbal, cárcel republicana donde se produjo una de las mayores fugas de la historia. Respecto a la exhumación de tantos cuerpos en sus terrenos, explica que «las cosas han ocurrido como han ocurrido y lo normal es que se esclarezca, que se sepa la verdad».

La consejera de Relaciones Ciudadanas del Gobierno de Navarra, Ana Ollo, ha visitado el lugar donde se llevan a cabo las excavaciones y ha agradecido el trabajo de los familiares de Sartaguda, «que hace 40 años desenterrasteis de aquí a vuestros familiares». Ollo ha apuntado -en referencia a los alumnos del instituto de Cizur presentes en el lugar- que «es fundamental vincular este pasado al futuro, a la juventud que a través del Programa Escuelas con Memoria habéis podido conocer de primera mano lo que sucedió aquí hace 80 años».

El Gobierno de Navarra ha animado a cualquier persona que pueda tener información relativa a localizaciones de fosas o enterramientos a compartir su testimonio poniéndose en contacto con la Dirección General de Paz, Convivencia y Derechos Humanos a través del correo pazyconvivencia@navarra.es.

Fuente: ELDIARIO.ES, Amaia Otazu